No es de sorprender que Perú, con el transcurso del tiempo, ha sabido sobresalir por su variedad de legado cultural, impulsando por tanto el turismo y muchas otras oportunidades de desarrollo económico, social y humano.
Sin embargo, no todo es “color de rosa” para nosotros, pues en las últimas semanas ha venido saltando más a la vista el caso de la repatriación de nuestras 46, 332 piezas arqueológicas de la Ciudadela Inca de Machu Picchu, las cuales se encuentran en la universidad estadounidense de Yale, y aunque el tema ha sido judicializado, la apropiación es de carácter ilícito.
Son casi 100 años de ausencia de este patrimonio y aunque los nuevos trámites que está realizando el gobierno peruano en pro del derecho cultural solo sean percibidos, para gran parte de la población, como una estrategia “a paso de tortuga” o que de alguna forma puedan responder a medidas populistas del gobierno, los expertos opinan que vamos por buen camino.
No cabe en el entendimiento del Ministerio de Cultura Peruano, el hecho de que la Universidad de Yale no quiera devolver lo que por derecho nos pertenece y que por si fuera poco, nuestra legislación y los convenios internacionales que hemos suscrito, argumentan como un caso de posesión correspondiente.
¿Acaso el hecho de que recién se estén tomando, con tanta cabalidad, cartas en el asunto es materia de duda?, pues seria sobre todo en el ambiente político que podría señalar tales propósitos como medidas propagandísticas favorables para una futura reelección del gobierno en vigencia; eso solo la población lo podría señalar.
Fue error nuestro, el no haber reclamado nuestro legado en el tiempo que se había pactado; es decir, luego de año y medio de estudios a los que estaban destinados, o talvez después de que Machu Picchu fuera declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad; en fin, eso ya es pasado y hoy que contamos con un Ministerio de Cultura son otras las “cartas que se ponen sobre la mesa”.
La interrogante es ¿Por qué la universidad de Yale se niega tanto en repatriar la totalidad de nuestras piezas arqueológicas? Si lo único que consigue es empañar su prestigio académico, el cual ha venido desarrollando con el pasar de los años y que no así por así, puede ni debería poner en tela de juicio.
En fin, ahora hay que seguir insistiendo en que se nos haga caso para que se nos devuelvan nuestras cerámicas, utensilios de plata, cobre, bronce y estaño; esculturas, herramientas de piedra, momias, además de fragmentos óseos de personas y animales; objetos que por derecho histórico y cultural nos pertenecen legitima y legalmente.
Por: Barzola, Giuliana
Huincho , Holler
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