Estamos seguros que nadie recuerda más allá – tirando para atrás- del 2006 a Mercedes Araoz, cuando la presentaban como miembro del equipo Ministerial que trabajaría junto a nuestro actual Presidente Nacional.
Pero no lo entendamos mal, ella no estuvo durante los años anteriores distante de los cargos y responsabilidades de la organización de nuestras instituciones, sino que se daba a basto para enfrentar las tremendas faenas del ejercicio público con su vocación por la docencia en el desarrollo de la materia que estudió y domina: la Economía.
Egresada de la Universidad del Pacifico, apuntaba sus mayores proyectos a la reorganización y modernización del sector financiero-empresarial en nuestro país. Aunque para ello haya tenido que ir escalando de poco en poco.
Definitivamente el la catapulta a la palestra política la confianza que deposita en ella Alan García para contar con sus criterios como profesional técnica, sin mayor tinte político que hubiese opacado cualquier propósito inmerso en sus actos. Pero, al comenzar como Ministra de Comercio Exterior y Turismo se le critica que no reparara demasiado en las clausulas con las que se fijaba el TLC con los EEUU, y, por el contrario, acelerara los trámites para poner fin a un sinfín (valga la redundancia) de negociaciones que se aplazaban como por encargo de hacerlas eternas. Ella puso empeño en acabar de una vez, y apoyar la suscripción del Tratado argumentando que mientras más tiempo pasaba, más perjudiciales se tornaba para nosotros las condiciones que demandaban los norteamericanos: así empezaba ya a asumir criticas más políticas (ya que se firmaron Tratados, también, con Canadá y Singapur dentro de su gestión) que analíticas de acuerdo al desempeño mostrado en su labor. Que también se puede criticar…
Bueno, mencionábamos su inicio en la política porque los sucesos siguientes no serian menos tensos, y por más que cada lector pueda ya tener un concepto formado alrededor de su imagen, no se puede negar que es intrépida y hábilmente perspicaz para moverse en el tablero político como tal, sin haber tenido mucha practica anteriormente, quiero decir como política. Porque hoy que la tenemos como muy posible candidata presidencial por el partido oficial de gobierno, y en momentos que debe estar aprendiendo cuanto pueden las formas, poses, actitudes y temple políticos, no se le toma como una más de nuestras desgastas representantes femeninas en aquella intrépida fauna que es a menudo el ambiente político. Ella no. Aun, no. Ella conserva simpatía, y es, sin duda, el carácter y rasgo personal del cual más se valdrá para proponer de forma carismática y directa el Plan de Gobierno que esté pensando operar si llegase a consumar una asentada aprobación entre la masa electoral; o, (¿por qué, no?) quizás hasta una eventual victoria.
Son todas estas ideas las que han despertado en unos y otros, puestos en frente y flanqueando a la ex ministra, opiniones personales y muy apasionadas: porque se sabe que una postulación como la de ella remecería el Statu Quo imperante: es una mujer, no profesa ideologías, no carga máculas ni pecados ajenos, no pertenece a ninguno de los sectores extremos de nuestra sociedad y, hasta el momento, se expresa sin temores y claramente. Y definitivamente son temas que ningún ciudadano (sobre todo, nosotros, los peruanos, tan apasionados al convencionalismo) evitará, por preservar o sentir anticipadamente vulnerado su modus vivendis: su forma de existir. Lo positivo es que se prevé que todo esto provocará ansias por informarse más, y esperemos que, también, mejor.
Con todo, nunca han de faltar quienes vean en ella (como en todos y cada uno de los candidatos, desde el ángulo opositor) rasgos demagógicos por un lado o aires de escudero del sector empresarial, como ya lo hemos escuchado de varios congresistas, líderes de opinión, periodistas, y demás…
Meche Araoz tiene en su contra sí cualquier acusación que le puedan hacer con respecto a los sucesos de Bagua, que le imputan haber hecho una “campaña intencionalmente difamatoria” contra la derogatoria del Decreto 1090- 2009, que permitía la inversión de capitales dentro de nuestro territorio amazónico; y que muy zorrilmente le hagan esperar hasta que se posicione mejor en el espectro del sondeo nacional.
Por ello, repetimos: que deberá explotar en abundancia la imagen ganada, que no interfiere con las conclusiones individuales que se tenga con respecto a ella, a favor o en contra, pero que ayuda a moldear – literal y políticamente hablando-más la figura de mujer constante, enfática, independiente y eficaz que se ha ganado en el transcurso de los años en los que ha dado muestra de su competencia como autoridad pública; y no podemos olvidarnos definitivamente de las ideas con las que quiere llegar de la mejor manera tanto a cristianos y otomanos. A nuestros diversos sectores y status sociales por igual, dejándolos tranquilos y convencidos que votando por ella, harán su mejor elección. Su programa de gobierno tiene el reto de ser amplio, popular y mejor que el del último quinquenio.
Grupo:
Pamela Inga C.
Omar Benites V.
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