sábado, 30 de octubre de 2010

EL NAZARENO ME DIJO...

Dicen que la fe mueve montañas, y en Octubre parece que también mueve multitudes. No es de sorprender que El Santuario de Las Nazarenas acoja una vez más a muchos fieles con una fe en común: El Señor de los Milagros.
Esta devoción por el Cristo Moreno congrega a personas de todo el país que ante la espera del mes de Octubre durante todo el año, planea cómo hacerse participe de su fe en este tiempo de entrega y reconciliación a la religiosidad de su compromiso con el Señor.
Las personas creyentes de la fe católica tratan siempre de reinventar sus promesas para con el Cristo Moreno, pero hay determinadas costumbres y ritos que son imprescindibles como el hecho de asistir a las misas en medio de la multitud donde desaparecen las diferencias en su totalidad; esta también el acto de prenderle velas a la imagen y de orarle por infinidad de motivos que colman de felicidad los corazones de sus devotos.
No hay duda de que son miles aquellos que hacen promesas al Nazareno y solo esperan ser bendecidos siendo escuchados para ver si se les concede “el milagrito”, pero más que nada según muchos testimonios de los fieles, asisten a las procesiones para limpiar sus almas de las desavenencias de la vida o simplemente para agradecer sus momentos de regocijo y paz espiritual.
Y es que Octubre no solo nos llena de fe, sino también trasluce diversas costumbres que hacen que nuestro país se sienta cada vez mas único, motivo que impulsa a que todos los peruanos nos unamos con el propósito de demostrar nuestra identidad ante esta imagen de fervor religioso “El Señor de los Milagros”.
Seria pertinente resaltar también, el papel que cumplen los integrantes de la Hermandad de Cargadores, los que a su vez van seguidos por las sahumadoras y cantoras, personas que participan de la celebración del recorrido procesional demostrando su fidelidad año tras año; en medio de la multitud con sus hábitos morados simbolizan la perseverancia y la entrega de su credo para el Cristo de Pachacamilla.
Y cómo no mencionar que en esta época la costumbre de comer turrones levanta en gran medida la demanda de ese exquisito dulce limeño, o acaso ¿es igual comer un turrón en cualquier otro mes del año?, pues la respuesta es más que evidente y deja muy en claro que nuestro país es todo un conglomerado de tradiciones y costumbres que buscan revalorar lo propio siendo originales además de atractivos para el hermano extranjero.
Giuliana Katterine Barzola Reynoso
Omar Aymar Benites Vía
Cristina Pinto

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