Las causas ya han sido claramente detectadas: la antigüedad de nuestro parque automotriz con el humo tóxico que emanan y los residuos sólidos en el aire generados por las fábricas industriales de los distritos aledaños como San Juan de Lurigancho y San Martin de Porres, entre otros.
Entonces, cabe preguntarse: ¿por qué, si se conocen las causas y se proponen soluciones, no notamos algún tipo de mejora en el actuar de los responsables en el área? ¿Les gusta el humo? O es que acaso, solo sirven a intereses de esa minoría que se ve perjudicada con el cambio?
Queda, por tanto, en nuestras manos exigir un correcto funcionamiento de nuestras entidades reguladoras. Por una Lima limpia y sana, para eliminar el veneno de nuestros pulmones. Una ciudad habitable y mejor para nuestros hijos.
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